José Antonio Huerga: “La combinación de la tecnología cuántica y la IA abrirá un campo inmenso de posibilidades”

Profundamente vinculado a la UPSA, en cuya Facultad de Informática primero se diplomó en Informática de Sistemas y, luego se graduó como Ingeniero en Informática, José Antonio Huerga es un ejemplo de compromiso y liderazgo. Apasionado del deporte, la naturaleza y los buenos momentos en compañía de amigos, confiesa que su mayor impulso personal y equilibrio en la vida es su familia. Desde una visión cercana y honesta, valora la integridad y la coherencia como virtudes esenciales, y rechaza la mentira en cualquiera de sus formas, convencido de que la confianza es la base de toda relación humana y profesional. José Antonio dirige ahora un proyecto estratégico que busca impulsar la transformación digital de la Universidad, con una visión centrada en la innovación y la mejora continua. Un reto que, más allá de la tecnología, busca mejorar la experiencia del usuario, fortalecer la gobernanza del dato y garantizar la ciberseguridad.

Pregunta (P): Es el director del Centros de Servicios Informáticos. Explique brevemente cuáles son las funciones de este departamento.

Respuesta (R): El Servicio Informático es el departamento responsable de planificar, mantener y gestionar toda la infraestructura tecnológica de la Universidad.

 

Entre nuestras principales funciones están la administración de los sistemas y redes informáticas, así como la prestación de soporte técnico a todos los usuarios: PDI, PTGAS y alumnado. También nos encargamos de la gestión del correo electrónico institucional, las plataformas docentes, las bases de datos y las aplicaciones corporativas desarrolladas por nuestro propio departamento. También gestionamos los sistemas vinculados a la gestión académica, garantizando que todo el software y los servicios asociados funcionen correctamente y estén siempre disponibles. Nuestro objetivo principal es asegurar que la tecnología sea una herramienta eficaz al servicio de la docencia, la investigación y la administración universitaria.

 

(P): Además de solventar las incidencias cotidianas de los trabajadores de la Universidad (errores en Moodle, caída de la red, problemas con el correo electrónico, etc.), el CSI también se encarga de desarrollar aplicaciones y sistemas informáticos. ¿En qué proyectos están trabajando en estos momentos y cuáles tienen previstos para un futuro? 

 

(R): Actualmente, estamos finalizando la instalación de toda la infraestructura tecnológica en el nuevo edificio Germán Sánchez Ruipérez y también trabajamos en la reestructuración de la Facultad de Psicología.

 

Paralelamente, continuamos con el desarrollo y mantenimiento de las aplicaciones que hemos implementado hasta la fecha. Entre los proyectos previstos para este curso, destacan la actualización del sistema de matrícula online, la migración del campus virtual a un entorno tecnológico más moderno, y la creación de una plataforma de almacenamiento propia (drive institucional).

 

En el ámbito de la seguridad, tenemos pendiente completar los ajustes en los sistemas de autenticación de la Universidad, con el objetivo de mejorar la eficacia y fiabilidad de las soluciones implantadas hasta el momento.

 

(P): Hoy en día sin un ordenador y sin la informática en el sentido más amplio de la palabra, no se podría trabajar, realizar un trámite administrativo, comunicarse, etc. ¿Cree que existe una dependencia excesiva, que puede convertir al ser humano en “inútil” sin un manejo más o menos simple de un ordenador? 

 

(R): Es cierto que hoy en día la informática y la tecnología están presentes en prácticamente todos los ámbitos de la vida: trabajar, estudiar, comunicarse o realizar cualquier trámite requiere de un ordenador o de un dispositivo conectado. En ese sentido, sí existe una gran dependencia tecnológica.

 

Sin embargo, no creo que eso nos haga “inútiles”, sino que nos plantea un reto de adaptación. La tecnología debe entenderse como una herramienta que amplía nuestras capacidades, no que las sustituye. El verdadero riesgo aparece cuando dejamos de comprender cómo funciona lo que usamos o cuando dependemos completamente de la automatización sin mantener una base de conocimiento humano.

 

Por eso, considero fundamental educar en competencias digitales y fomentar el pensamiento crítico, para que la tecnología esté siempre al servicio de las personas, y no al revés.

 

(P): Son habituales los ciberataques informáticos en todo tipo de instituciones. ¿Qué pueden hacer desde el departamento que dirige para que estos no se produzcan o qué hacer cuando ya han entrado en el sistema informático de una institución?

 

(R): Los ciberataques son, por desgracia, una realidad cada vez más frecuente, y ninguna institución está completamente libre de riesgo. Desde nuestro departamento trabajamos sobre todo en la prevención, que es la herramienta más eficaz.

 

Para ello, mantenemos los sistemas actualizados, aplicamos medidas de seguridad perimetral como cortafuegos y sistemas de detección de intrusiones, y realizamos copias de seguridad periódicas. Además, dedicamos una parte importante de nuestro trabajo a la concienciación y formación del personal, ya que muchas brechas de seguridad se producen por errores humanos, como abrir un correo sospechoso o usar contraseñas inseguras. Por otro lado, tenemos el apoyo profesional de empresas dedicadas a la ciberseguridad.

 

Cuando se detecta una intrusión o un incidente de seguridad, se activa un protocolo de respuesta que incluye el aislamiento inmediato del equipo afectado, el análisis forense del ataque y la restauración de los servicios a partir de copias seguras. También se colabora con los organismos competentes y se revisan las medidas aplicadas para evitar que vuelva a ocurrir.

 

En definitiva, la clave está en prevenir, detectar y reaccionar con rapidez, combinando tecnología, formación y procedimientos claros.

 

(P): ¿Realmente, una institución es tan vulnerable como puede parecer ante un acceso de datos fraudulento?

 

(R): Toda institución es potencialmente vulnerable ante un acceso fraudulento a los datos porque la seguridad absoluta no existe. Sin embargo, lo importante es el nivel de protección y de preparación que se tenga para minimizar los riesgos y responder con rapidez ante cualquier intento de intrusión.

 

En nuestro caso, trabajamos constantemente en reforzar las medidas de seguridad, mantener los sistemas actualizados y aplicar políticas de acceso adecuadas. Por tanto, una institución puede ser vulnerable, sí, pero si existe una buena estrategia de ciberseguridad, protocolos claros de actuación y una cultura de prevención, el impacto de cualquier ataque se reduce considerablemente.

 

(P): La informática coexiste necesariamente con la red eléctrica e Internet. Son habituales las caídas de la red y, este año vivimos también una caída de la red eléctrica durante horas en España. Desde su departamento, ¿cómo viven estos momentos de incertidumbre en los que no existe acceso informático?

 

(R): En primer lugar, es fundamental mantener la calma. Por eso, contar con un equipo con experiencia que sepa cómo actuar en este tipo de situaciones es clave. Disponemos de un plan de contingencia que nos permite responder con eficacia, y en algunos casos, contamos con tecnología de respaldo que garantiza el funcionamiento de determinados sistemas.

 

Por ejemplo, ante una caída de la red eléctrica, podemos suplir temporalmente el suministro mediante baterías y generadores, aunque siempre por periodos limitados. En cambio, las interrupciones de Internet son más complejas de resolver, ya que suelen producirse por daños en las fibras ópticas que nos conectan con la red académica RedIRIS, que interconecta a todas las universidades españolas. Afortunadamente, estos incidentes son poco frecuentes a lo largo del año, pero cuando ocurren, requieren una estrecha coordinación con los responsables de la red para restablecer el servicio lo antes posible.

 

(P): Estudió Ingeniería Informática en la UPSA. ¿Qué le impulsó a cursar sus estudios en la Universidad? y ¿qué aspectos son los que más valora de la Universidad?

 

(R): Mis estudios en Informática comenzaron en León, donde la Universidad contaba con un centro adscrito. Fue allí donde inicié mi formación en la Universidad Pontificia. Posteriormente, me trasladé a Salamanca para continuar los estudios, y desde entonces he permanecido aquí, vinculado tanto académica como profesionalmente a la institución.

 

De aquella etapa destaco especialmente la calidad de la formación académica, que me proporcionó una base sólida y actualizada, y la cercanía del profesorado, siempre dispuesto a orientar y apoyar al alumnado. Ese trato humano y accesible ha sido y es, sin duda, uno de los grandes valores de la Universidad.

 

Otro aspecto que considero fundamental es la infraestructura tecnológica de las aulas y laboratorios, un elemento que siempre ha destacado por su calidad y modernidad, facilitando una enseñanza práctica y adaptada a las necesidades del mundo profesional.

 

En conjunto, esa etapa fue decisiva en mi desarrollo académico y personal, y marcó el inicio de mi vocación por el mundo de la informática.

 

(P): ¿Hacia dónde cree que se dirigen las nuevas tendencias en el ámbito de la Informática, más allá de la IA?

 

(R): Creo que la inteligencia artificial no solo representa el futuro, sino que ya forma parte de nuestro presente. Siempre me ha interesado la ciencia ficción, y en cierto modo, la IA es esa ciencia ficción de hace veinte años hecha realidad.

 

Sin embargo, debemos ser prudentes. Es fundamental mantener el control y asegurarnos de que la tecnología esté siempre al servicio de las personas, y no al revés. La inteligencia artificial es muy necesaria, pero debemos utilizarla con criterio y responsabilidad.

 

En cuanto a las nuevas tendencias, creo que la computación cuántica marcará el próximo gran salto tecnológico. Aún le queda recorrido, pero cuando madure, la combinación de la tecnología cuántica con la inteligencia artificial puede abrir un campo inmenso de posibilidades.

 

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