Rubén Pérez Elvira: “El neurofeedback permite que el paciente modifique su actividad cerebral”

Tratar de entender nuestro cerebro siempre ha sido un gran desafío y buscar las herramientas para mejorar procesos neurológicos un reto para la ciencia. De hecho, todos los avances para mejorar funciones cerebrales y reestablecer las que se han dañado son pasos de gigante para mejorar la calidad de vida de las personas. Todo ello le resulta muy familiar al profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA) Rubén Pérez Elvira, especializado en rehabilitación neurológica y neurofeedback. Para este cacereño aficionado a la música -y apasionado desde hace muchos años de la viola da gamba-, la neuroregulación y la cartografía cerebral permitirán conocer qué ocurre en las conexiones eléctricas que se producen en nuestro interior.

Pregunta (P): ¿En qué consiste la rehabilitación neurológica?

Respuesta (R): La rehabilitación neurológica es un proceso terapéutico -un conjunto de técnicas-, que va destinado a pacientes que han tenido un daño cerebral o tienen alguna enfermedad que impide la expresión normal de las funciones neurológicas y exige su restauración. Dicha rehabilitación se realiza en diversos ámbitos: físico (Fisioterapia), ocupacional (Terapia Ocupacional), logopédico (Logopedia, desde el punto de vista de la comunicación) y también desde el ámbito cognitivo para la memoria, el lenguaje o la atención. 

 

Por lo tanto, diferentes especialistas intentan restaurar a través de técnicas avaladas científicamente esas funciones que se han perdido o, en caso de que no puedan restaurarse, tratar de compensarse. En este contexto entran en juego muchos profesionales sanitarios, así como trabajadores sociales para la reinserción o expertos en rehabilitación y técnicas de neuroimagen, donde destaca la resonancia magnética funcional o aquellas más destinadas a la cartografía cerebral como la electroencefalografía cuantitativa. Además, se utilizan técnicas de estimulación mediante electricidad y campos magnéticos o de neuroregulación como el neurofeedback

 

Al final, consiste en reintegrar a la persona a un escenario lo más parecido posible a su vida anterior al daño cerebral o a la enfermedad neurológica.

 

(P): ¿Qué se observa en la cartografía cerebral?

R: En la cartografía cerebral observamos un reflejo eléctrico de la actividad neurológica, que es la suma de muchos procesos. 

 

Ese reflejo eléctrico está relacionado con las manifestaciones que tiene el paciente. No es que cada cartografía cerebral nos informe de un problema eléctrico que tiene en el cerebro, sino que la patología y el reflejo eléctrico tienen un mismo origen que encontramos en la cartografía cerebral. Se trata de patrones de activación eléctrica que nos permiten conocer más a fondo qué fenómenos están ocurriendo dentro del cerebro del paciente y qué procesos no se están dando de una manera normal, comparada con el grupo de referencia del sujeto. 

 

Por lo tanto, desde el punto de vista tanto bidimensional como tridimensional -e incluso otros niveles más complejos-, podemos estudiar el funcionamiento eléctrico, que es un reflejo del funcionamiento global del cerebro del paciente.

 

(P): ¿Cuáles son los beneficios del neurofeedback?

R: El neurofeedback es una técnica de neuroregulación basada fundamentalmente en el condicionamiento operante y sus beneficios pasan por modificar el cerebro a nivel funcional y anatómico desde dentro, de modo que la intervención es hiperespecífica. 

 

Por ejemplo, si tenemos un paciente con depresión y toma un psicofármaco, este se distribuirá por su cerebro y por todo su cuerpo, por lo que tendrá un efecto sobre su condición y emoción. Con el neurofeedback, podemos dirigirnos de manera específica a estructuras o redes más concretas, siendo el propio paciente el que, a través de este proceso o la metodología de condicionamiento operante, va a modificar el patrón de activación. 

 

De este modo, podemos decir que el neurofeedback va a proveer una ayuda queaunque asistida externamente, va a ser producida internamente o, lo que es lo mismo, el paciente intrínsecamente va a cambiar su actividad cerebral. 

 

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(P): ¿A qué pacientes se dirige el neurofeedback?

R: Hay una falsa creencia en la propia Academia de cómo funciona o a quién aplicamos el neurofeedback, porque no se realiza por “etiqueta clínica”, como la depresión, ansiedad o trastorno obsesivo. 

 

Esta técnica se puede dirigir a cualquier paciente cuya patología tenga un reflejo en la actividad cerebral; comúnmente, lo aplicamos a niños con TDAH o con trastornos del aprendizaje, pacientes con un traumatismo craneoencefálico, con alteraciones de lo afectivo, que han padecido un ictus, etc. 

 

En primer término, nuestra diana terapéutica no son los síntomas del paciente, sino cambiar una conducta interna en la actividad cerebral y para que se produzca un cambio en los síntomas ha de producirse primero un cambio en esa conducta interna. Por lo tanto, cualquier paciente, cuya patología tenga un reflejo directo en la actividad cerebral, es candidato al neurofeedback.

 

(P): ¿Cuál es el futuro de la Psicología gracias a las investigaciones de la neurociencia? 

R: El futuro de la Neuropsicología es como el de la Psicología: muy amplio, porque entre los colegas y, en concreto, aquí en la Facultad de Psicología, tenemos interacción entre especialistas en temas sociales, familias, mediación, clínica y neuropsicología. 

 

En mi campo, las neurociencias nos permiten un avance muy continuo del conocimiento de los procesos cerebrales. Con la neurociencia computacional, por ejemplo, podemos saber cómo actúa el cerebro porque nos permite simular la actividad cerebral y su funcionamiento, así como probar procesos en esas copias digitales. 

 

Volviendo al neurofeedback, cuando recibimos a un paciente extraemos datos de su electroencefalograma que contienen mucha información: podemos ver la correlación de distintas bandas en una misma localización o región, la correlación cruzada de estas bandas con otras de regiones, ver la dirección del flujo de la información… Con todo esto, en definitiva, podemos crear un modelo de la actividad cerebral del paciente y sobre ello probar los tratamientos. 

 

Por ejemplo, podemos simular los tratamientos de neurofeedback en ese modelo y predecir cómo se encontrará el paciente pasado en tiempo. En el caso de las técnicas de IA, podemos analizar un volumen muy grande de datos y que revelen patrones de la actividad cerebral que nos permitan afinar lo que le ocurre al paciente y, de este modo, poder ofrecerle posibles soluciones.